jueves, 15 de mayo de 2014

Esos sabores que no olvidamos



Una de mis mejores amigas tiene la virtud que -a pesar que no le gusta mucho la cocina- siempre elige excelentes postres cuando nos invita a su casa. Recuerdo que en una de nuestras tantas visitas a Santiago, nos juntamos. Eran juntas inolvidables, porque como nosotros no vivíamos acá, en esas ocasiones nos poníamos al día con todo lo que nos había pasado durante todo el tiempo sin vernos. 

Como siempre la comida, la conversa y los vinos (Santa Ema Merlot - Reserva, que por ese entonces ya era uno de nuestros favoritos) estuvieron maravillosos....pero lo que quedó en mi memoria dulcera fue el postre. Un exquisito rollo de amapolas. En ese momento le pregunté dónde lo compró, me lo dijo (ella nunca ha sido egoísta con los datos), pero debo admitir que con el tiempo lo olvidé (el lugar, no el rollo). 

En enero del año pasado (2013) regresamos a Santiago; algo sumamente esperado luego de 9 años en provincia y me di cuenta que cerca de nuestra casa había una pastelería (Coquelicot). Excelente opción para las veces en que uno tiene invitados eso de tener lugares claves cerca de la casa, lo registré hasta que un día fui en busca de un postre especial. En esa oportunidad llevé un cheescake con frutos del bosque (una delicia) y mientras lo pagaba, me puse a mirar los postres que tenían en un refrigerador un poco más escondido que la vitrina y ahí estaba: el recordado rollo de amapolas.






Dudé si cambiar el postre; pero pensé que habría otra oportunidad de volver por el rollo de amapolas y la hubo. Hace un par de semanas teníamos invitados a comer y me acordé de la pastelería. El rollo se veía maravilloso en la mesa; aunque fue un grave error no sacar el papel y colocarlo sobre una bandeja más pro.

Sin embargo, lo importante estaba. La masa es muy liviana, ya que se reemplaza alguno de sus ingredientes o parte de uno de ellos, con las amapolas, lo que hace que realmente sea una masa delgada. La crema chantilly es suave y se combina perfecto con el ácido de las frambuesas, todo cubierto con una capa de azúcar flor. 

Yo admito ser una fanática del chocolate y por lo general no le doy opciones ni cabida a postres que no contenga cacao en sus preparaciones. Pero esta vez agradezco haber probado esta maravilla de amapolas.  




Sin embargo, lo que más destaco de este rollo de amapolas es que, a pesar del tiempo y la distancia, siempre me permitirá recordar que es el postre que comimos en la casa de nuestros amigos.

    

2 comentarios:

  1. Esa pastelería es de una tía política de Andres, mamá de una muy buena amiga de mi hermano..jajaja!!...todo lo que hacen ahí es delicioso, delicado y accesible a pesar de estar en La Reina Alta....me encanta!!!

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  2. Ale!! gracias por todos tus comentarios!! No sabía que estaban emparentados con los dueños de esta pastelería...es muy rica!!

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